La ortodoncia es un tratamiento que nos permite corregir las maloclusiones de los dientes, consiguiendo así la sonrisa perfecta que tanto deseamos además de mejorar nuestra mordida y por ende nuestra salud. Sin embargo, tan importante es el tratamiento en sí como los medios que pongamos después. Nos referimos a los retenedores.
La última fase de un tratamiento de ortodoncia es la colocación de los aparatos de retención que nos garantizan que los dientes no se descolocan tras dejar de utilizar los aparatos. Aunque dependiendo de cada caso el especialista recomendará unos y otros, no está de más conocer los diferentes tipos de retenedores que existen.
Tipos de retenedores, ¿en qué se diferencian?
Retenedores removibles. Deben utilizarse todo el día durante los 3 primeros meses al terminar el tratamiento de ortodoncia. Pasado ese tiempo, solo tendrán que utilizarse por la noche. Dentro de esta categoría encontramos dos tipos: la férula y el retenedor Hawley.
El primero de ellos es un aparato transparente, sin paladar, que pasa desapercibido a la vista. Mientras que el retenedor Hawley es un aparato de resina que se aplica en pacientes con dentición mixta (que tiene tanto dientes de leche como definitivos).
Retenedores fijos. Se trata de un alambre que se pega en la parte interior de los dientes. De esta manera nos aseguramos que los dientes no se muevan, aunque es recomendable evitar alimentos duros que puedan despegarlo.
Utilizar un retenedor u otro dependerá de nuestra fisiología, nuestros hábitos y el desarrollo del tratamiento. En Clínica Ortodoncia Ortega tenemos en cuenta todos esos factores para decantarnos por uno u otro, puesto que la comodidad del paciente también es primordial. ¿Necesitas más información? No dudes en visitar nuestra página web.